Cuando el misterioso Bram Stoker creó el personaje de Drácula, ni se imaginó que terminaría siendo uno de los papeles más codiciados por los actores de todo el mundo. El cine se ha encargado de dotar al vampiro de una cierta elegancia y atractivo que nos seduce irremediablemente. Ese atractivo, no era tan claro en la novela de Stoker, ya que nos presentaba a Drácula como una especie de momia al borde de la putrefacción.
A lo largo de la historia del cine y la televisión, muchos actores se han «calzado» los colmillos para interpretar, o al menos intentarlo, al conde más tétrico e inolvidable para el público. Hoy, os vamos a hablar de algunos de ellos. Y como diría Drácula en la novela: “Bienvenido a mi morada. Entre libremente, por su propia voluntad, y deje parte de la felicidad que trae».
El conde Drácula de Bela Lugosi
En 1936, la idea de que un actor astro-húngaro representase al famoso vampiro les debió parecer sublime. Y tuvieron razón. Bela Lugosi, interpretó a Drácula primero en el teatro y después protagonizó el film de Tod Browning. La película fue un éxito, y Lugosi se convirtió en todo un icono del cine de terror.
Personalmente, creo que el paso de los años no ha tratado muy bien esta versión del personaje de Stoker. Lugosi parece un tanto sobreactuado, y a excepción del personaje de Renfield interpretado magistralmente por Dwight Frye, el resto de la película ya no emociona ni sorprende.
Para Bela Lugosi, Drácula supuso el estrellato y su muerte como actor. Nadie le quería ver en papeles diferentes al de un vampiro de mirada penetrante o de malvado. Era un buen actor al que no permitieron mostrar todo su talento porque, realmente, el conde lo vampirizó.

El Drácula de Frank Langella
El magnífico Langella, también interpretó al vampiro en el teatro y en el cine. Creo que es mi Drácula favorito junto al de Gary Oldman. En 1979, encarnó al personaje en el cine junto al impresionante Laurence Olivier como Van Helsing. Langella, creó un conde Drácula siniestro, misterioso y peligrosamente atractivo. Su sola presencia estremece, no le hace falta desfigurar su rostro con terroríficas muecas. La película le abrió las puertas de Hollywood… Aunque en un principio solo le ofrecieron papeles de villanos, afortunadamente, también se dedicó a hacer mucho teatro donde cosechó grandes éxitos y pudo recrearse interpretando una variedad mayor de personajes.

El Drácula de Christopher Lee
Estamos ante el Drácula entre los «dráculas». Lee es el actor que más veces se ha metido en el ataúd del castillo para dormir durante el día. Al igual que a Lugosi, el conde le ha perseguido durante toda su carrera sin permitirle hacer demasiados papeles alejados del cine de terror. Él creó al Drácula más frío y deshumanizado.
Para causar mayor terror, solía gesticular un tanto exageradamente para enseñarnos sus aterradores colmillos y ojos sanguinolentos. A mi entender, era una herramienta necesaria en sus interpretaciones que nunca desentonaron. Su vampiro es perfecto, pero un tanto monótono. Cuando ves sus películas, no buscas que te sorprenda sino disfrutar del mismo personaje que te ha cautivado una y otra vez.

El Drácula de George Hamilton
Hamilton siempre me ha parecido un actor insípido y sin arte, pero he de reconocer que su interpretación cómica del conde Drácula me gustó mucho. Me refiero a Amor al primer mordisco, película de 1979 dirigida por Dragoti, con Susan Saint James como el gran amor del vampiro y Richard Benjamin encarnando al divertido nieto de Van Helsing. La comedia fue todo un éxito, y a algunos nos hizo cambiar, ligeramente, la percepción que teníamos sobre el talento de Hamilton.

El Drácula de Gary Oldman
En 1992, el majestuoso Coppola nos sorprendía con la versión cinematográfica más fiel de la novela de Stoker. Gary Oldman, crea un conde Drácula espectacular. Es camaleónico durante toda la película y te sorprende a cada segundo. Es terror gótico y romántico en esencia. Toda una joya del séptimo arte. He de admitir que no es una de mis películas favoritas, pero sé reconocer una joya del cine al instante.
