Fotografías: cortesía Alejandra Grepi
La veía en el cine tan bella, perfecta, tan inaccesible… que se me antojó fría y distante. Le colgué varias etiquetas sin conocerla. Solo por su belleza. Siempre es un gran error hacerlo. Alejandra Grepi dista mucho de la imagen que me cree de ella. Es cálida, muy cercana, amable, ingeniosa, y sí, tremendamente bella. En eso no me equivoqué.
Nos citamos nuevamente en el Cambridge Soho Club, en la zona donde hay un piano, biombos y mil objetos diferentes. Siempre me ha recordado a la parte oculta de un teatro. Donde se fabrica la magia antes de que salga al escenario.
Charla en el Soho con Alejandra Grepi
Alejandra, ¿por qué decidiste dedicarte al mundo del espectáculo?
Fue por casualidad, empecé de figuración, extra, azafata del “Un, dos, tres…”, y me fue gustando este mundo según lo fui conociendo. Cuando hacía figuración, me quedaba fascinada viendo a los actores actuar, lo veía como algo fantástico que me fue enganchando.
¿Cuándo empezaste tuviste el apoyo de tu entorno, o tuviste que luchar para que te comprendieran?
No luchar, pero pensaban que se me pasaría con el tiempo, y me dejaban a mi aire. Nunca me prohibieron nada. En mi casa, no le han dado mucha importancia a que me dedicase a esto. Siempre he sido la niña, la hermana pequeña.
Tu primer casting fue…
Mi primer casting, casting, fue el del “Un, dos, tres…”, el más fácil de mi vida. Llegué tarde porque me perdí en el metro. Me abrió su secretaria Paloma, y cuando me estaba diciendo que ya se había terminado el casting, se oyó la voz de Chicho, desde su despacho, diciendo que entrara. Entré, me hizo ponerme en tercera posición de ballet, y subirme un poco la falda. Me fui, y cuando llegué a casa, ya habían llamado a mi madre para que firmara el lunes el contrato. No me lo podía creer.
Alejandra, ¿en España los casting se organizan bien en general?
Hay de todo. Cuando apareció la figura del director de casting, me alegré mucho, porque pensé que habría más trabajo y menos encasillamientos. Sin embargo, al final trabajan con la gente que conocen, que me parece bien y hasta normal. Pero al final, la figura del director, ha creado guetos en los que es muy difícil entrar. Esto a los actores no nos ha ayudado mucho.

¿Actuar o jugar?
Manolo Solo me dijo que le gustaba más el término jugar que actuar, porque actuar es fingir ¿estás de acuerdo?
Creo que fue Walter Matthau quien dijo: “Si mentir es actuar, mentir convencido es actuar bien”. Si tú te lo crees, siempre lo harás bien. Hay que prepararse mucho en esta profesión. Y sobre todo no sufrir, incluso cuando interpretas personajes que lo pasan muy mal, debes divertirte y jugar.
Cristóbal Suárez nos contó que lo ideal es que te posea el personaje, imagino que no estarás de acuerdo…
Sí y no, más que te posea, es pensar en el personaje, en qué haría en determinados momentos de la vida. Yo, a los míos, incluso les busco un perfume que solo uso cuando los interpreto.
¿Algún personaje ha sido tan intenso que te ha costado dejar de pensar en él?
Sí, más de una vez. Con los años y la experiencia vas aprendiendo, y te sucede cada vez menos.
«El aplauso es una manera de expresar cariño»
¿El teatro es lo que más llena al actor?
Es verdad, que cuando haces teatro es muy gratificante. A todos nos gusta que no quieran, y el aplauso es una manera de expresar cariño. Debes utilizar técnicas de interpretación diferentes en el teatro, hay que impostar más la voz, los gestos. Pero es todo más inmediato y agradecido. En el cine hay más técnicas audiovisuales, y pueden quitar o poner… no sé qué decir sobre cuál disciplina llena más. Depende del proyecto. Yo he hecho más cine y televisión, pero me encanta el teatro, y pienso que todos los actores deberían hacerlo alguna vez.
¿Qué opinas del microteatro?
Voy a opinar desde el punto de vista de la productividad para un actor. Ahora mismo hay una crisis, desde hace años, y los actores la estamos sufriendo mucho. El microteatro surge en este marco, muchos compañeros crean una microcompañía para trabajar en ella. Ellos se lo hacen todo, porque si metieran a más gente no les compensaría económicamente. Me parece que el microteatro está muy bien, sobre todo para la gente joven. A mí me han ofrecido cosas, pero por la vida que llevo tan ajetreada y activa, no me compensaba económicamente emplear todo el tiempo que se necesitaba invertir en el proyecto.
Chicho, el terror favorito de Alejandra Grepi
Por cierto Alejandra, una curiosidad, ¿Cuándo ya eras una actriz reconocida, te molestaba que te recordasen tu época del “Un, dos, tres…”?
No, para nada. Tampoco he sido una abanderada, pero forma parte de mí y de la historia de la televisión.
¿Cómo era trabajar con Chicho Ibáñez Serrador?
Muy especial. Cuando empecé con él tenía 17 años, y sentía terror. Estaba tensa, porque si me equivocaba, escuchaba la voz de Chicho retumbando por el plató reprendiéndome. Con el tiempo lo ves diferente. Es una persona muy sabia, muy difícil, pero yo he aprendido muchísimo. Era especial, había que saberlo llevar, Mayra lo hacía muy bien.
Por cierto, tienes una dicción maravillosa ¿no crees que es la asignatura pendiente de las nuevas generaciones?
No solo la dicción. En España se trabaja poco el cuerpo. Yo, que he hecho mucho cine de época, entiendo que no puedes moverte y hablar como hacemos ahora. Con “El rey pasmado”, teníamos un historiógrafo que nos iba asesorando sobre los hábitos y costumbres de entonces. Hay que trabajar más el tema del lenguaje no verbal.
Por otro lado, es cierto que en España se ha tendido durante un tiempo a engolar demasiado la voz. Entonces, ni tanto ni tan calvo.
«No puedo estar en casa esperando a que me llamen»
¿Consideras que las redes sociales son un perjuicio o un beneficio para el actor?
No lo sé, depende de cómo lo utilices.
Dicen que hay quien elige, a los protagonistas de series y películas, dependiendo del número de seguidores que tenga…
Sí, también lo he escuchado. Imagino que, por eso, algunos pagan para tener más seguidores. Pero no sé decirte si las redes perjudican o benefician. Yo llevo una mala etapa profesional, en parte culpa mía. Hace 3 años hice una película en Moscú y fui muy feliz. Ahora, como soy de mente inquieta, estoy colaborando con diferentes fundaciones dedicadas a la infancia, lo que me quita bastante tiempo. No puedo estar en casa esperando a que me llamen.
Háblanos de tus proyectos.
Mira, cuando yo era jovencita deseaba ser maestra y psicóloga, y al final todo va a derivar un poco en lo mismo. Te cuento. En primer lugar estoy esperando los resultados de un casting para la televisión, pero no te puedo adelantar más. Por otro lado, voy a dar clases de teatro a niños dos veces por semana, además estoy pensando en recíclame. Voy a hacer un curso de coaching enfocado a la infancia y adolescencia. Cómo ya te he comentado, colaboro con asociaciones como «Filia» que ayuda a los niños que sufren los divorcios traumáticos de los padres, y otra que lo hace a los niños que sufren el síndrome de Tourette.
No puedo quedarme parada, pero como actriz sigo siempre estando disponible.
La película de Alejandra Grepi
Pasemos a la segunda parte de la entrevista, tu peli es…
Son varias. De las antiguas me quedo con “¿Qué fue de Baby Jane?” (Aldrich, 1962), me gusta mucho ver actuar a esas dos mujeres. Además Bette Davis es una de mis actrices favoritas.
Otra que me gustó mucho es “Mi pie izquierdo” (Sheridan, 1990). Daniel Day-Lewis me parece un actor impresionante. Cuando supe que la historia era real, me impactó aún más.
Y en lo referente a comedias, me decanto por las de Billy Wilder.
Tu secuencia favorita…
Cuando Bette Davis se pone a cantar frente al espejo, de ser muy mala, de repente se convierte en una niña. Y luego de las de Wilder, me quedo con la llegada de Marilyn a la estación en “Con faldas y a lo loco” (Wilder, 1959).
¿Eres de versión original?
Sí, me gusta mucho. Es otra película, los tiempos, los tonos…
¿Odias que la gente coma palomitas en el cine?
Siempre depende de la película, pero por lo general, ni me molesta ni me preocupa.
Lo confieso, Alejandra Grepi, ha sido un gran descubrimiento. He descubierto su gran implicación con la infancia, el carisma que destila al hablar, lo fácil que lo hace todo. Es una de esas personas que te encantaría tener como amigas, porque aprendes de ella a cada segundo. Millones de gracias, Alejandra, por habernos permitido conocerte. Nos vemos por los escenarios (o por el barrio, que somos vecinas).

Ahí la conocí.El «Un,dos,tres…»,no era cualquier programa,no.
Fué una escuela,y la plataforma de lanzamiento de muchisim@s artistas.
Me gusta la forma que tienes en tú entrevistas,de acercarnos a la persona
y descubrir que además de buen@s artistas,son grandes personas.