Anne Bancroft, demasiado «étnica» para Hollywood

Anne Bancroft

Anne Bancroft nació en el conflictivo barrio de El Bronx un 17 de septiembre de 1931. Sus padres eran hijos de inmigrantes italianos, así que la pequeña fue bautizada con el nombre de Anna Maria Louisa Italiano. Fue la segunda de las tres hijas que tuvieron. Sus trabajos eran modestos, así que el dinero nunca sobró en el hogar.

Con solo cuatro añitos, Bancroft ya tenía claro que deseaba ser actriz. Cuando terminó el bachillerato, se matriculó con los ojos cerrados en una escuela de arte dramático. Más tarde ingresó en la Actor´s Studio, y también cursó en la universidad de California un taller de dirección exclusivo para mujeres . Recibió el apoyo de su familia. Anne era una jovencita muy decidida con una gran fe en sí misma. Aval suficiente para sus padres. Pero eso sí, le pusieron una condición: si no encontraba trabajo como actriz pronto debería abandonar su gran sueño.

En 1952 consiguió un contrato con la Fox, y se estrenó con la película “Niebla en el alma” dirigida por Ward Baker. Anne hizo un excelente trabajo, pero Marilyn Monroe también participaba en la película y fue la rubia quien captó la atención de todos. Tras varios papeles sin demasiada trascendencia, Anne decidió refugiarse en el teatro. Sobre las tablas brilló su talento inmediatamente. El problema con el que se había enfrentado en el cine eran los prejuicios al ser considerada demasiado étnica. De hecho, la obligaron a elegir otro apellido que sonara más estadounidense y menos italiano.

Anne Bancroft

En Broadway consiguió que dejaran de juzgarla por su aspecto y demostrar de lo que era capaz de hacer como actriz. Interpretó junto a Henry Fonda la obra de Gibson “Cualquier día, en cualquier esquina , con la que consiguió el Tony a la mejor actriz de reparto. El galardón a la mejor actriz principal le llegaría en 1960 con “El milagro de Anna Sullivan”, obra también de Gibson. Hollywood, más que fijarse en ella, se fijó en las exitosas obras que había interpretado y adquirieron los derechos. Cuando decidieron comenzar a rodar “El milagro de Anna Sullivan”, fue el director Arthur Penn el que presionó a los estudios para que Bancroft hiciese el papel. Anne no decepcionó. Su interpretación fue impecable y además consiguió el Oscar. 

En los 60 hizo películas maravillosas como “Siempre estoy sola” (1964, Clayton), “Siete mujeres” (1966, Ford) , y como no, “El graduado” (1967, Nichols). Con esta última consiguió el gran éxito de su carrera. Éxito que terminó convirtiéndose en una losa. Bancroft sólo tenía 6 años más que Hoffman y 8 que Katharine Ross. Sin embargo, los estudios comenzaron a ofrecerle papeles de mujeres mucho mayores y con intereses parecidos a los de la señora Robinson. Quería explotar su faceta de mujer madura, y desencantada de la vida, ansiosa de aventuras extramatrimoniales. Con solo 36 años…

Estuvo apartada unos años del cine por decisión propia. En los 70 participó en varias superproducciones, pero su mejor película fue “Paso decisivo” (1977, Ross) con la que consiguió una nueva nominación al Oscar. La década de los años 80 fue mucho más productiva para Anne. Se embarcó en maravillas como “Agnes de Dios” (1985. Jewison), por la que fue nominada, “Buenas noches, madre” (1986, Moore) o “Trilogía de Nueva York” (1988, Bogart). Se mantuvo activa hasta el año 2004, realizando papeles de todo tipo e incluso doblando a la hormiga reina en “Hormigaz”.

¿Y qué hay del amor?

Anne Bancroft contrajo matrimonio por primera vez en 1957 con el abogado Martin May, pero apenas estuvieron juntos un par de años. El gran amor de la actriz, fue el director y productor Mel Brooks. Él se enamoró de ella tras grabar juntos un programa para la televisión, y no paró hasta que consiguió que Anne lo aceptara. Fueron una pareja muy unida. Mel, además de amarla, consideraba que era una de las mejores actrices del país. Brooks produjo la mítica película “El hombre elefante”, donde Anne Bancroft interpretó de manera exquisita a la actriz Madge Kendall. 

En 1972, Anne dio a luz a su único hijo: Max. El cual es actor de doblaje, guionista y escritor.  Su novela  “Guerra mundial Z: una historia oral de la guerra zombi”, tuvo un gran éxito e incluso fue adaptada al cine. 

El matrimonio de Anne y Mel duró hasta la muerte de ella en el 2005. Tuvieron sus baches como en toda pareja, pero la alegría innata del productor y su sentido del humor siempre conseguía superar cualquier situación. Una vez, Anne le dijo al actor Nathan Lane: «Sabes, somos como cualquier otra pareja. Hemos tenido altibajos, pero cada vez que escucho la llave en la puerta, sé que la fiesta va a comenzar». 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *