¿Es positivo el desapego emocional?

Según el psicólogo John Bowlby, el apego emocional es una manera de obtener protección y seguridad. Todos necesitamos tener esas sensaciones en mayor o menor medida. Sentirnos protegidos y seguros es lo más cercano a la felicidad. El problema surge cuando esa necesidad de estar a salvo nos induce a ser muy dependientes emocionalmente hablando. Entonces, nos apegamos a situaciones o personas porque pensamos que son nuestra única tabla de salvación. Eso es muy negativo, porque nos convierte en esclavos.

Muchas relaciones tóxicas perduran durante años porque uno de los dos cree que necesita al otro para poder seguir respirando, y el otro, o bien piensa lo mismo o se aprovecha de la debilidad de su pareja. La idea de caminar solos en la vida, en ocasiones se nos antoja el mayor de los dramas a los que podemos enfrentarnos. Sin embargo, renunciar a la libertad personal es un precio demasiado elevado que tarde o temprano nos pesará haber pagado. Os voy a contar la historia de Alicia.

La historia de Alicia

Alicia siempre fue una mujer insegura, llena de miedos y un tanto apocada. En su casa le habían hecho sentir así porque, además de protegerla en exceso, le transmitían lo poco que creían en su capacidades para afrontar la vida. Alicia no pudo evitar acabar creyéndose todo. La situación más insignificante y cotidiana le resultaba un suplicio. Le atemorizaba preguntar por una dirección en la calle o ir a comprar ropa sola. Alicia sabía que dentro de ella había una gran mujer. Una persona con estupendos valores y carácter interesante, sin embargo, no era capaz de ayudarla a que viese la luz del día. Solo aparecía a ratos, con su gente de confianza. Cuando se sentía a salvo.

Pasaban los años, y Alicia continuaba viviendo junto a sus padres sin intención alguna de marcharse. Trabajaba en casa, cosiendo la ropa de todo el barrio a un buen precio. Salir de su zona de confort era impensable para ella, a pesar de las duras palabras que le dedicaban sus padre y hermanos a diario. Era menospreciada por no haber creado su propio hogar.

Para los padres se había convertido en una especie de sirvienta a la que gritaban al mínimo error. En realidad, la vida de Alicia era un auténtico horror. No reía nunca. Salía muy poco de casa, ya que los amigos habían ido alejándose poco a poco de ella al considerarla un tanto aburrida. Pero Alicia no era aburrida, estaba cayendo en un estado depresivo que la iba aletargando poco a poco.

La decisión de Alicia

Un día, pusieron en la tele una película de la época dorada de Hollywood. Se trataba de “La extraña pasajera” (1942, Rappel), con Bette Davis y Paul Henreid. En ella, se narra la historia de una mujer dominada por su madre. Su autoestima es nula y la familia se burla de ella para divertirse. Finalmente es ayudada por un psiquiatra, quien tras meses de tratamiento le anima a hacer un viaje sola para que salga de su zona de confort y descubra cómo es el mundo. Todo cambiará de una manera hermosa, y también dolorosa, para la protagonista. Algo sucedió en la cabeza de Alicia en ese momento. No supo entender el qué, pero sintió que ya no era la misma.

Dos días después de estar pensando sin parar en la película, decidió acudir al psicólogo con el poco dinero que había ahorrado como costurera. No fue fácil salir de su concha y contarle a un extraño todo lo que había estado callando desde niña. Gracias a la terapia, descubrió que, debido al terror patológico que sentía a ser abandonada en la vida, se había apegado a sus padres de manera obsesiva. El terapeuta le ayudó a entender que el desapego emocional era necesario y que hacerlo no significaba dejar de amar, sino amar mejor.

Durante dos años, Alicia acudió cada semana a la consulta. Fue un trabajo duro, pero muy satisfactorio. Aquella personalidad fuerte e interesante por fin estaba viendo la luz. En su familia, las burlas no cesaron. Ya sabéis que cuando un tonto coge una linde, la linde se acaba pero el tonto sigue. Alicia aprendió a neutralizar todo aquello, e incluso se alejó de la familia.

Lógicamente, los pasos que dio no le dieron la llave de la felicidad. Tomar las riendas no significa que todo vaya a salir bien, pero sí significa que serás una persona libre e independiente para tomar cualquier decisión. Practicar el desapego es un acto muy saludable que nos aporta serenidad y respeto por uno mismo, ¿tú también lo crees?

¿Es positivo el desapego emocional?

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