Fotografías: Chema Pombo y cortesía de Ginés García Millán

Desde que vi a García Millán interpretar a  Juan Pacheco en la espléndida serie “Isabel”, me enamoré perdidamente de su talento. Le había visto en muchas interpretaciones, y siempre me había gustado mucho, sin embargo fue con Pacheco con quien me tocó la fibra. Su entrega, su pasión al interpretar el personaje lo noté con fuerza, y me abracé a estas sensaciones para disfrutar más intensamente el personaje. Como os podéis imaginar, que Ginés García Millán nos concediese la entrevista me pareció un maravilloso regalo, de esos con los que el destino te sorprende de vez en cuando. Nos sentamos en la castiza terraza de la Cervecería Maracaná, en la Plaza de Olavides, Chamberí nos contemplaba entre pregunta y respuesta.

Ginés García Millán, de futbolista a actor

Empezaste en el mundo de fútbol, con bastante éxito, después te hiciste actor ¿una vocación llevó a la otra o lo de ser actor siempre estuvo en tu cabeza?

Ser actor es algo que siempre he tenido dentro. Lo que ocurrió es que tenía cualidades para el fútbol, y desde muy pequeño me llevaron al equipo de mi ciudad. Después jugué en Valladolid. Finalmente tomé la decisión de apostar por lo que me pedía el corazón.

¿Fue duro tomar esa decisión?

Fue duro. Tiempo atrás, decir que lo dejabas todo para prepararte como actor no era tan fácil. Causé un pequeño disgusto en casa, pero con el tiempo, la familia se convirtió en mi apoyo más grande.

¿No te intentaron convencer para que desecharas la idea?

No, a pesar de llevarse un pequeño disgusto tenían claro que me apoyarían si era lo que realmente deseaba hacer. Después de pedir varias prórrogas de estudio cuando estaba en la universidad para retrasar el ir a la mili, finalmente me tocó hacerla y en Madrid. Aproveché para dejarlo todo, instalarme en la ciudad, y presentarme en la Real Escuela Superior de Arte Dramático.Tuve la fortuna de aprobar, y ahí empezó todo.

Debutar con «Hamlet»

Y debutaste a lo grande…

Sí, fue casi como empezar la casa por el tejado. Tengo un recuerdo maravilloso de aquellos años, de la energía y sueños que teníamos… Era un Madrid muy vivo aquel de los años 80. Decidimos formar una cooperativa varios compañeros de la escuela, y con Ignacio García May montamos un “Hamlet”, no se puede empezar mejor. Era una versión muy buena, hicimos varias funciones en Madrid y también realizamos una pequeña gira. Estuvimos en algunos festivales, y la fortuna nos acompañó cuando un crítico nos hizo una reseña estupenda. La guardo con gran cariño, recuerdo habérsela enseñado a mi padre con mucha ilusión.

Cuando pisaste el escenario por primera vez de manera profesional ¿qué sensaciones tuviste?

Te voy a contar una anécdota muy bonita. Mi profesor en la escuela era Miguel Narros, pisé un teatro grande por primera vez cuando me llamó para interpretar a uno de los arlequines en la obra de Lorca “Y así que pasen cinco años”, que entonces se representaba en el Español. Uno de los actores tuvo una lesión, debían operarle, entonces Miguel me llamó para preguntarme si me sabía el papel, le dije que sí. Esto fue un lunes, el martes por la mañana lo ensayé y por la tarde lo hice.

Recuerdo que cuando estaba en escena, antes de salir, no sabes el miedo que sentía. Sin embargo, al escuchar mi pie de frase, todo fue increible…muy bonito. Ángel de Andrés (tío), me llamó y dijo: “ Tú vas a vivir de esto”.

Ginés, la energía del público la tenéis que notar muy fuerte ¿no?

Sí, es que el teatro es un templo. Le tengo mucho respeto, es un lugar donde ha pasado mucha gente que ha dedicado su vida a esta profesión. Me gusta mucho estar un rato con el teatro vacío cuando tengo función. Me emociona pensar que en pocos minutos va a haber una comunión con el público, y el silencio que se producirá, ese recogimiento total, es algo maravilloso e incomparable. El poder de la palabra a través de la emoción del actor, es de una fuerza maravillosa. Magia.

«Necesitas llegar a esos personajes que están llenos de esencia y vida»

¿Hacer teatro es el objetivo de todo actor?

Bueno, hay gente que no lo necesita. Existen actores extraordinarios que no han hecho nunca teatro y que comunican muy bien de diferentes maneras. Lo que pasa es que si tienes ese veneno del teatro, lo necesitas para expresarte y dar lo mejor de ti. Necesitas llegar a esos personajes que están llenos de esencia y vida.

¿Es en escena dónde hacéis vuestro trabajo más personal?

Verás, detrás hay un texto y la apuesta de un director, pero cuando se levanta el telón estás tú defendiendolo. Los personajes que interpretas viven a través de ti cuando los representas, y eso es maravilloso. Quien está en el escenario es el personaje y también tú en carne y hueso, porque ahí late tu alma, tu aprendizaje en la vida…es extraordinario.

¿Interpretar es un juego muy serio?

Es un juego, pero hay que hacerlo como lo hacen los niños: de verdad. Es bueno que no perdamos esa ingenuidad, evidentemente no somos los mismos  que cuando empezamos, pero hay que intentar mantener esa mirada de niño hacia el teatro.

«Soy profundamente respetuoso con el texto»

¿Eres un actor al que le guste improvisar?

Creo que lo realmente complicado es llegar a contar lo que el autor quiere. La improvisación está bien después de haber trabajado mucho, no porque sí. El personaje vive a través de ti, por lo que puedes aportar cosas pequeñas tuyas, pero siempre contando lo que desea el autor. Improviso mucho en casa, o puedo jugar en los ensayos, pero soy profundamente respetuoso con el texto. Otra cosa son los personajes de la televisión, los cuales van creciendo contigo. La tele te da la posibilidad de desarrollar los personajes de una manera que a mí me encanta.

Hablando de personajes televisivos, ¿quizás interpretar a Suárez fue menos divertido porque el público tenía una visión muy concretar de él a la que ceñirse?

Con esos personajes, sobre todo, hay que tener mucho respeto. A partir de ahí, es necesario perder el miedo que te puede agarrotar y no pensarlo demasiado. Existe el peligro de que te vayas a la imitación, algo que para mí no es nada interesante. Aunque sea un personaje muy conocido, como es el caso de Suárez, vive también a través de ti, de tu comprensión hacia ese personaje.

Ginés García Millán

¿Te gustó hacerlo?

Me gustó mucho, aunque hubiera deseado tener más tiempo, pero eso pasa siempre en televisión. Era un gran volumen de cosas que se debían contar en poco tiempo. Tenía que hacer muchas secuencias, había mucho texto y era necesario que diese lo mejor de mí. Resultó agotador. Recuerdo que llegaba a casa exhausto, pero estoy muy orgulloso de ese trabajo, muchísimo.

Ginés, ¿cuál es el proceso creativo que utilizas para llegar a tus personajes?

En cada lectura  lectura voy descubriendo cosas diferentes del personaje y de mí. Es un juego maravilloso. En teatro, a parte de con el público, suelo disfrutar muchísimo con el proceso creativo en los ensayos. Es uno de los momentos más intensos e interesantes del trabajo.

«Algunos personajes oscuros pueden resultar complicados»

¿En alguna ocasión te ha tocado emocionalmente un personaje?

Sí, hay personajes que son muy duros. Cuando transitas a través de ellos, escarbando para buscar cosas, no resulta fácil. Algunos personajes oscuros, pueden resultar complicados. Por ejemplo, en “La verdad”, ha habido momentos que me han costado mucho. Creo haber salido fortalecido del reto, porque además fue un rodaje especialmente duro. Se retrasó, y además, casi hasta el último momento no se supo hacia donde iban a derivar los personajes.

Hace poco has estrenado dos series en una semana: “La verdad” y “La Catedral del Mar”, ¿se pasan tantos nervios como cuando estrenas una obra de teatro?

No, es diferente. Estoy muy tranquilo y orgulloso, porque se ha trabajado muy duro, no solo los que salimos en la pantalla sino los que están detrás. Tenemos que sentirnos orgullosos de ellos, porque están haciendo ficción de todo tipo con propuestas muy interesantes.

Ginés, pasemos a la segunda parte de la entrevista, confiésanos tu película favorita….

Una que me emociona mucho, y he visto muchas veces, es “Amarcord”(1973, Fellini). Es una película que habla de nuestra infancia, sueños, ilusiones…me gusta mucho Fellini en general.

¿Y tu secuencia más querida?

No lo sé… ¡tantas! Es una película con mucha ternura. El cine clásico me gusta bastante, que es como el teatro clásico. Además, adoro a nuestros actores, hemos crecido con ellos, con Estudio1. Bódalo, Rodero…todo lo que hacían era verdad. Si algo hemos tenido en este país, además de buenos directores, son actores.

¿Te gusta la versión original?

Por supuesto, y no es que se haga mal doblaje en España, pero quizás no es todo lo natural que debería.

Ha sido un placer conversar con un grande de la interpretación. Ahora podemos disfrutar de su talento los lunes en «La verdad» y los miércoles en «La Catedral del Mar», series que están cosechando una gran audiencia. Muchas gracias por tu tiempo y generosidad Ginés. Nos vemos por los escenarios.

Ginés García Millán

Un comentario

  1. Oye, que lujazo!!! Y volver a trabajar con Lidia después de…10 años más o menos? Yo todavía me acuerdo de Alvaro Torres, su papel en Periodistas. Y de Suarez, no me imagino mejor actor que él para interpretarlo. Es gran entrevista, Susana… Y que envidia

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *