La californiana Gloria Grahame nació en 1923. Rápidamente se sintió atraída por la interpretación. Gloria lo llevaba en los genes, su madre había sido actriz de teatro. Pronto comenzó a trabajar en Broadway, y fue cuestión de meses que un cazatalentos se fijara en ella. En su caso, fue el propio Louis B. Mayer quién la descubrió y quiso fichar para la Metro. Con 20 años hizo la película “Blonde Fever” (1944, Dorn). Posteriormente intervino en la aclamada “¡Que bello es vivir!” (1946, Capra). Hizo buenos trabajos, sin embargo la Metro decidió deshacerse de ella y cederla a la RKO. En este último estudio tampoco la supieron valorar y no quisieron renovar su contrato.
A pesar de ser desechada por dos de los más grandes estudios de la industria, la década de los 50 fue una época brillante para la actriz. Participó en películas inolvidables como “En un lugar solitario” (1950, Nicholas Ray), «Los sobornados» (1953, Lang) o «Cautivos del mal» (1952, Minnelli). Con esta última ganaría el Oscar a la mejor actriz secundaria. Cuando recogió el premio, se acercó al micrófono, dio las gracias y se marchó a toda prisa dejando al auditorio atónito. Gloria era así. No le preocupaba el qué dirán ni se sometía a la tiranía de Hollywood más de lo necesario.

La actriz se casó en cuatro ocasiones. Uno de esos matrimonios fue con el director de cine Nicholas Ray. Él la ayudó a sacar fuera todo su talento y también a que se sintiese menos insegura ante las cámaras. Tuvieron un hijo, y acabaron divorciándose en 1952. Dos años después, volvió a encontrar el amor junto al escritor Cy Howard pero el matrimonio solo duró hasta 1957.
El gran escándalo se desató cuando Gloria decidió contraer matrimonio con el hijo de Nicholas Ray, Anthony. Gloria y él se llevaban 14 años, pero decidieron ponerse el mundo por montera y disfrutar de su amor. También fueron 14 años los que duró su unión. Los más estables de Gloria. Tuvieron dos hijos, y su relación también fue muy buena después del divorcio.
El matrimonio con Anthony dañó mucho su imagen pública, e incluso Nicholas le reclamó la custodia del hijo en común alegando que cuando estaban casados había pillado en la cama a la actriz con Tony. En aquel entonces tendría unos 13 años…

A partir de los años 60, se dedicó mucho más al teatro y a la televisión. En 1973 participó en una película española llamada “Tarot”, dirigida por Forqué y con Fernando Rey como compañero de cartel. La película no tuvo el favor del público. En esta década, y hasta que murió en 1981, los escenarios de Inglaterra fueron su lugar de trabajo. También siguió participando en series de televisión y en alguna película.
En el último año de su vida, tuvo un hermoso romance con un actor londinense 27 años más joven que ella, Pete Turner. Seguramente su amor hubiese durado más si una grave enfermedad no los hubiese separado. Abandonó Inglaterra cuando ya se sentía muy mal porque deseaba morir junto a su familia. Dejó de respirar a las pocas horas de bajar del avión.
