John Garfield nació en Nueva York en el año 1913. Su familia era de origen hebreo y muy humilde. Cuando John tenía 7 años su madre murió, un hecho absolutamente traumático para cualquier niño. Se convirtió en un muchacho conflictivo, lo cual le llevó a ser internado en un reformatorio. Allí comenzó a sentir interés tanto por el boxeo como por la interpretación. Era buen pugilista, pero un problema grave de corazón le impidió dedicarse al deporte así que se concentró en ser actor.
Consiguió una beca para la Ouspenskaya Drama School, y fue tan buen alumno, que la propia Maria Ouspenskaya le eligió para interpretar un pequeño papel en Broadway. En 1938 firmó con la Warner, ese mismo año participó en el film “Cuatro hijas” de Michael Curtiz. John cautivó a todos, y además de ser alabado por la crítica, fue nominado al Oscar como mejor actor secundario. No lo consiguió, pero aquella nominación fue un trampolín para su carrera.

La década de los 40 fue exitosa para Garfield. Participó en títulos tan míticos como: “El cartero siempre llama dos veces” (1946, Garnett), “Tortilla flat” (1942, Fleming) o “La barrera invisible” (1947, Kazan).
Con la película “Cuerpo y Alma” de Rossen, volvió a ser nominado al Oscar. En esta ocasión en la categoría al mejor actor protagonista. Una vez más se quedó con la miel en los labios.
Cuando los Estados Unidos entraron en guerra, John quiso alistarse en el ejército. Sin embargo, fue rechazado por culpa de la enfermedad cardiaca que padecía. Entonces decidió apoyar de otras formas, como abriendo el «Hollywood Canteen» junto a Bette Davis. En este local, los soldados podían comer y ver espectáculos mientras se codeaban con los actores de la época.

La carrera de John hubiera continuado a toda vela si el macartismo no se hubiera interpuesto en su camino. Su mujer sí era abiertamente comunista, pero el actor nunca quiso involucrarse en ningún tipo de actividad política. Le llamaron a declarar en 1950, y a pesar de la presión que ejercieron sobre él, se negó a dar ni un solo nombre. Entre otras cosas, porque negaba que supiera que alguno de sus compañeros fuera comunista. Garfield dijo ante el comité lo siguiente: “No tengo nada que ocultar y nada de lo que avergonzarme. Ni soy rojo ni soy rosa. No soy compañero de viaje de nadie. Soy un demócrata por política, un liberal por inclinación y un ciudadano leal de este país por cada acto de mi vida.”
John entró en la lista negra de Hollywood y empezó a escasearle el trabajo. La última película que hizo fue “Yo Amé a Un Asesino” (1951, Berry). Como en el cine ya no había sitio para él, decidió volver a Broadway durante un breve periodo de tiempo. En la primavera de 1952, John Garfield murió a causa de un infarto. Su corazón enfermo no pudo aguantar más. Sólo tenía 39 años. Su funeral fue multitudinario, tal y como él se merecía.
