Fotos: @susanamislu/ Tristan FewingsGetty Images/ Disney/ Jenna Blake—Corbis
Antes de ser actor, Jhonny vendía bolígrafos por teléfono. Su infancia no fue fácil, tuvo que lidiar con las contínuas mudanzas, el divorcio de sus padres, y las tortas que recibía. Pasó el tiempo y pudo conocer a Nicolas Cage, quien le animó a presentarse a castings. Hizo la audición para “Pesadilla en Elm Street”, y gustó tanto a la hija adolescente del productor que no tuvieron dudas en darle el papel. Inmediatamente fueron conscientes de la magia que emanaba ante la cámara. No solo era muy bueno, sino que además las mujeres sentían una irresistible atracción sexual por él. Después llegaron más películas, series… y el gran éxito.
A Depp siempre le ha costado soportar la fama, es lo que menos ama de su profesión. Quizás por eso busca evadirse de formas un tanto cuestionables. Le encanta actuar, dejar su piel en un rincón del camerino y transformarse en un hombre con manos de tijeras, un sombrerero loco, un director de serie B o un pirata con problemas de estabilidad. Una de sus películas preferidas es “Ed Wood”, a Depp le resultó muy estimulante trabajar junto al maravilloso Martin Landau y revivió su amor por la interpretación.

Su vida personal le ha acabado pasando factura, y graves problemas con su ex mujer le mantienen apartado de la profesión. Cosa que muchos lamentamos profundamente.
Creo que una frase que define perfectamente a Johnny, es aquella que pronunció cuando fue galardonado con el Leyenda Disney: “ Gracias por darme la oportunidad de hacer cosas tontas para ganarme la vida”.
