Lanthimos contra cualquier límite

Cuando el jurado de la última edición del Festival Internacional de Cine de Venecia entregó el León de Oro al griego Yorgos Lanthimos, muchos respiraron con alivio. Pues la Mostra, como también se le conoce al evento anual de la Ciudad Flotante, privilegiaba sin rodeos el llamado cine de autor, ese que, según Martin Scorsese, está cada vez más acorralado en Hollywood. La película presentada a concurso por Lanthimos es Pobres criaturas y tiene su origen en la novela homónima de Alasdair Gray.

Según las reseñas ―pues Pobres criaturas no ha tenido aún su estreno oficial― se trata nuevamente de un film sobre inadaptados, con serias cantidades de absurdo y crítica social; con elementos de ciencia ficción y mucho sexo. Todo eso vendría cuando menos a reafirmar la personalísima idea que sobre el cine tiene Yorgos Lanthimos, uno de esos realizadores que aparecen periódicamente para recordarnos que quien sigue caminos trillados, o carece de dinero para arriesgarlo en propuestas novedosas, o nunca tuvo talento.

Lanthimos nació en Atenas en 1973 y con apenas nueve largometrajes se ha posicionado entre los realizadores más originales del cine mundial. Sus historias se regodean en hipótesis dominadas por las paradojas, los presupuestos imposibles en una realidad más bien convencional y una ironía que parece no tener límites. Sus personajes son antisociales, en tanto no están conformes con el orden de las cosas. Llevados por esa inconformidad rebasarán cualquier límite para adentrarse incluso en lo aparentemente irracional.

LANTHIMOS DE DIENTES PARA AFUERA

Un industrial y su esposa mantienen en cautiverio a sus hijos en una mansión de los suburbios. Les han inculcado una idea de la realidad totalmente distorsionada. Les describen el mundo exterior como un lugar atroz, al que sólo podrán salir el día que pierdan un colmillo de manera natural. El encierro desata la violencia. Para apurar su salida al mundo una hija del matrimonio se rompe salvajemente la dentadura.

Esta sinopsis, apretada y un tanto simplona, remite al filme Kinodontas, de 2009, el primero de repercusión internacional en la cinematografía de Yorgos Lanthimos, nominado a los premios Oscar en el apartado de mejor película de habla no inglesa. Y hablando de dinero, se sabe que el presupuesto de este largometraje no rebasó los 300 000 euros, una cifra risible si se mira desde Los Ángeles, California. El griego Lanthimos tiene puntos de contacto con el danés Lars von Triers, gracias al manejo de situaciones estresantes, de la violencia y del absurdo. También en lo concerniente al despliegue de personajes voluntariosos en situaciones extremas.

Emma Stone en Pobres criaturas.

Cuando el jurado de la última edición del Festival Internacional de Cine de Venecia entregó el León de Oro a Yorgos Lanthimos, los amantes del tan necesario cine de autor supieron que el arte verdadero no va a perder la batalla tan fácilmente.

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