Navidad, deprimente, Navidad

Cuando éramos niños, la Navidad solía ser una de las épocas más bonitas del año. No solo porque teníamos vacaciones escolares, sino porque hacíamos reuniones especiales con toda la familia y además recibíamos regalos.

Recuerdo en especial una Navidad en la que mis padres y otro hermano viajamos a Vitoria para ver jurar bandera a mi hermano mayor. Era 5 de enero, hacía mucho frío y nevaba. No importaba porque estábamos juntos. Paramos a dormir en una modesta pensión. La llevaba una señora mayor. Le encantó tener a dos niños pequeños en su casa una noche de Reyes, así que compró unos regalitos para darnos cuando nos despertáramos el 6. Fue hermoso ver la mirada agradecida de mis padres y la ilusión de aquella mujer al ver nuestras caritas.

Tras ver la jura de mi hermano mayor, volvimos a Madrid. Allí nos esperaban los regalos que los Reyes habían dejado en casa. Ese año solo me trajeron una Nenuca a la que se le escuchaba el corazón usando un pequeño fonendo. A mis padres se les olvidó comprar pilas, así que mi padre comenzó a dar golpecitos en la espalda de la muñeca con el dedo para que yo creyera que sonaban los latidos. Aquel año solo recibí un regalo porque no pudieron darnos mucho más, y sin embargo, lo recuerdo con especial nitidez gracias al amor infinito que nos demostraron.

Qué mejor regalo navideño. No existe otro más hermoso.

Cuando nos convertimos en adultos, y algunos familiares comienzan a faltar, las Navidades se nos antojan tanto deprimentes como dolorosas. Con la llegada de las redes sociales, es posible que ese sentimiento de tristeza y vacío se haya acentuado más de la cuenta.

Todo el mundo sube fotos de sus cenas pantagruélicas con montones de personas rondando.Todos felices y sonrientes. En primer lugar, no debemos olvidar que una foto en muchas ocasiones no es más que una puesta en escena, y en segundo lugar, es importante que sepamos gestionar los sentimientos que nos produce ver a tanta gente encantada de la vida mientras nosotros estamos hundidos en la miseria.

Navidad, deprimente, Navidad

¿Tienen que dejar de mostrar su felicidad los demás para que yo me sienta mejor?

En absoluto. Seguramente, en esta época donde lo políticamente correcto es una dictadura, muchas personas consideran que lo más correcto es dejar de publicar fotos de euforia para respetar el dolor ajeno. Como siempre, todo depende del contexto. Si tú te sientes feliz, disfrutas de una familia y amigos estupendos en las fiestas navideñas y deseas compartirlo con todos…¿por qué vas a contenerte? Sería tanto absurdo como injusto.

Es más lógico y sano que aprendamos a gestionar nuestras emociones. Sabemos que durante las fiestas navideñas las imágenes de felicidad, comidas, viajes y regalos van a ser las imágenes más vistas. No es algo que nos vaya a pillar por sorpresa. Así que lo más sensato es mentalizarnos, no abrir las redes en esos días o dejar que la felicidad de los demás se nos contagie un poco. Lo absurdo es enfadarte con quien las publica y boicotearlos con comentarios desagradables. Incluso hay quien intenta que se sientan culpables. El hecho de que tú no tengas las mismas cosas que ellos en Navidad, no te da derecho a exigirles que no lo muestren.

En mi caso, ya no cuento con la presencia de mis padres y hermano. Pienso en aquellos días con mucha tristeza, pero también con felicidad por haberlos disfrutado. Las personas se mueren, pero nunca sus palabras y el amor que nos dedicaron. Ellos no están, pero dejaron su huella en nuestras vidas. Siempre he pensado que es más positivo recordarlos con amor que con la angustia de no poder besarlos y abrazarlos más.

Sentir amargura no nos traerá de vuelta a nuestros seres queridos, por el contrario, evitará que les recordemos sanamente y que la poca felicidad que podamos tener en esos días no la podamos disfrutar. Por eso, os aconsejo que intentéis gestionar de la manera más sana lo que sintáis en estos días en lugar de odiar al mundo. En el que caso de que os deis cuenta que la situación os supera, siempre podéis acudir a un terapeuta para que os enseñe cómo hacerlo. Sería un bonito, y también útil, regalo de Navidad hacia vosotros mismos.

Navidad, deprimente, Navidad

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *