La ciencia médica aún desconoce cosas sobre la salud mental, pero los especialistas que a ello se dedican, no dejan de investigar, para que la atención que prestan a sus pacientes sea cada vez mejor. Pero quién más desconoce sobre salud mental es el ciudadano, que sigue considerándolo un tema tabú, estigmatizando con sus prejuicios a los enfermos mentales. Esa es la razón de que aún todavía hoy haya pacientes que esconden su situación médica y ciudadanos que nos tildan de “locos”. Cada vez menos personas; ojalá fueran menos de los que son.
Ir al psicólogo, tener un tratamiento psiquiátrico, acudir a terapia ocupacional en el hospital de día de un centro de salud mental, estar ingresado en la unidad de psiquiatra… ¿Es estar “loco”? Como bien dice Marijose, mi psicóloga de la terapia de grupo, no hay ninguna enfermedad mental con ese diagnóstico. No existe el diagnóstico de locura.
Hay enfermedades físicas, que no se ponen en cuestión que lo sean: el glaucoma, la artrosis, la sinusitis… Ni siquiera la halitosis. Pero hay unas enfermedades físicas que se consideran de causa psicológica. Vaya, que estamos enfermos porque lo pensamos demasiado y nos sugestionamos. Esto me lo dijo el primer neurólogo que me atendió por mis problemas neuronales debido a la LongCovid. Por desgracia son varios los profesionales, incluso de psiquiatría, que así opinan.
Enfermedades como la fibromialgia, las migrañas, las úlceras, las afecciones dermatológicas, la COVID-19 prolongada… Claro que un estado anímico depresivo, el estrés y/o la ansiedad las afecta a peor, pero también a los enfermos de cáncer, a los que tienen sinusitis y a los que sufren halitosis. A cualquier enfermo de lo que sea el estado emocional le afecta para bien y para mal. Eso es o debería ser por todos sabido.
La ansiedad, la depresión o el estrés son enfermedades mentales a las que muchas veces no les damos la importancia que tienen, creyéndonos lo suficientemente fuertes para enfrentarlos sin ayuda y aunque muchas veces se consiga, la mayoría de las veces lo que se hace es cargar con ello y tirar para adelante. El ser humano es capaz de sobreponerse emocionalmente a casi todo, pero para gestionarlo y superarlo bien lo recomendable es ponerse en manos de los especialistas.
Muchas personas son conscientes de que necesitan ayuda profesional, pero el qué dirán les frena solicitar una cita con el psicólogo o el psiquiatra, “la gente pensará que estoy loco”. No, esa preocupación es la evidencia de que eso es lo que hemos pensado nosotros con anterioridad, esos son nuestros prejuicios; nos preocupa pensar que es lo pensarán los demás de nosotros. Este enredo mental de autocensurarnos para buscar ayuda profesional en salud mental, deberíamos trabajarlo precisamente con un psicólogo.
No voy a mencionar más enfermedades mentales, desconozco sus particularidades y son temas muy serios para hablar sin conocimiento profesional.
En una depresión o un trastorno por ansiedad, las causas de cada enfermo varían, tampoco la enfermedad la sufrimos igual cada persona, también difiere el tratamiento de cada enfermo.
Yo tengo COVID-19 prolongada, desde el primer día que se me manifestaron los síntomas, mi sintomatología ha aumentado y algunos de los síntomas han empeorado. Mi decrepitud física me ha producido un trastorno ansioso, depresivo, tengo un tratamiento farmacológico; aunque estas semanas estoy de terapia riojana, lo demás acudo a terapia ocupacional a mi centro de salud mental con la terapeuta Leire, me hace un seguimiento mi psiquiatra Eider y tengo mi psicóloga Ainoa para la gestión emocional de la LongCovid con la que hablo casi todas las semanas. Con ella estoy aprendiendo mucho sobre las emociones y estoy creciendo como persona.
Mi enfermedad mental, como les dije, es una consecuencia de lo que estoy sufriendo con la COVID-29, pero además uno de sus síntomas que padezco es neuralgia del nervio vago. Su nombre no quiere decir que sea vago, más bien que vagabundea por los órganos más importantes del cuerpo. Esta neuralgia puede provocar entre varias dolencias, ansiedad y depresión. En mi caso la misma LongCovid y su sufrimiento me causan mi enfermedad mental.
Yo no soy ni de lejos, la mujer que era el 24 de marzo del 2021, mi enfermedad mental comenzó a fraguarse al día siguiente. Desde que estoy en tratamiento mi estado anímico ha mejorado mucho. Tengo pautados ansiolíticos y antidepresivos, no son los que me van a curar de la depresión y la ansiedad, pero me ayudan a que mis días sean llevaderos y a no sentir aquella angustia que me tenía ahogada en un llanto continuo y con crisis que creía que me moría.
Estos fármacos son como usar botas de agua, chubasquero y paraguas los días de fuertes lluvias. Los fármacos solos por sí mismos, no curan, es necesario una terapia o varias combinadas. Yo hoy cuento con cuatro profesionales, que cogieron el relevo de mi primera psicóloga, Yolanda. Físicamente, estoy peor, pero emocionalmente con mis altibajos, estoy mucho mejor.
Sé que mi camino es y será duro, que el duelo de quien fui es un nuevo duelo a trabajar cada vez que empeoro mucho, pero sé que no tengo que hacerlo sola, que mis profesionales de salud mental me están acompañando y enseñando a gestionar mis emociones. Estoy aprendiendo a permitirme sentir lo bueno y lo malo, a permitirme a estar enferma sin enfadarme conmigo misma, a permitirme que me ayuden, a permitirme un antojo sin castigarme…
La salud mental, los diagnósticos, sus posibles tratamientos, han de ser temas que se divulguen con la normalidad de cualquier otra enfermedad, sin estigmatizar, ni tratar como locos a los enfermos mentales.
Siempre parlante muga
Ni de bajo del agua
Perdón, siempre palante Muga
Hasta el infinito y más allá.
Más claro no se puede explicar.
Mejor nos iría a todos si reconociésemos con naturalidad la necesidad de curar la mente, y tratarla con profesionales que nos ayudan, aportándonos «bastones» para ascender la montaña de las emociones, como cuando acudimos al médico porque vemos la necesidad de curar la halitosis, por continuar con uno de los ejemplos.
La halitosis creo que es una de las enfermedades fantasma . Porque los que lo padecen no son los que debería ir al médico.
Totalmente de acuerdo. Las enfermedades mentales se padecen más de lo que pensamos y se sufren en silencio y, por desgracia, cada vez a edades más tempranas. La sociedad que nos ha tocado vivir puede ser mucha causa de ello.
¡Ea!
De acuerdo en todo contigo, Maite.