Fotos: Cortesía Nuria Mencía
La obra de teatro “Contarlo para no olvidar”, fue la primera que disfruté tras meses de confinamiento. Admito, sin vergüenza, que sentía cierto miedo. Este virus, hace que veas a los demás como bombas de relojería que pueden explotarte en la cara sin darte cuenta. Tú también lo eres. Nuestra visión del mundo ha cambiado, y aunque intentes creer que vuelves a la normalidad, en el fondo sabes que nada será como fue.
No pude elegir mejor función. Adaptada y dirigida por Miguel Rellán, Nuria mencía y Nuria González se convierten en dos veteranas corresponsales de guerra que se sumergen en una charla a corazón abierto. Dan vida a las conversaciones que mantuvieron Maruja Torres y Mónica García Prieto publicadas por la Revista 5W.
Ambas actrices son espléndidas, sólidas, llenan el escenario como nadie. Sin embargo, Nuria Mencía emana una luz que no puedes dejar de sentir. Su manera de sonreír, escuchar, contener el llanto…son los ingredientes perfectos para crear un hechizo y que el público no pueda dejar de mirarla,o mejor dicho,admirarla. A mí el hechizo aún me dura.
«Cada día me siento más afortunada»
¿Cómo llegó a tus manos el proyecto de “Contarlo para no olvidar”?
Desde el principio me pareció muy interesante que dos actrices contasen la experiencia de estas magníficas reporteras. A Maruja la conocía más, y Mónica me pareció una persona increíble. Es la corresponsal española que en más conflictos bélicos ha estado. También me apetecía mucho trabajar con Miguel, así que no dudé en aceptar cuando me lo propusieron.
Nuria, ibais a estrenar antes de que estallara la pandemia ¿cuando retomasteis los ensayos cambió en algo tu manera de enfocar el personaje y la función?
La verdad es que no. Era un texto difícil, lleno de datos históricos. Significaba una gran responsabilidad, y cuando tuvimos que confinarnos se quedó congelado, lo teníamos muy bien atado. Lo único que ha cambiado ha sido la experiencia con el público. Valoras mucho que vengan, y quizás ellos también te valoran un poco más que antes. Creo que incluso sientes más emoción.

Imagino que te impresionarías la primera vez que viste al público con la mascarilla…
Sí, pero no es una obra en la que mirase mucho al público ya que se trataba de una conversación escenificada. Impresiona un poco cuando los ves aplaudir, aunque lo que más me impresiona es que la gente venga a vernos a pesar de las medidas de seguridad, las molestia de llevar todo el tiempo las mascarillas…
Cada día me siento más afortunada, porque cuando nos confinaron no sabía qué iba a pasar con mi trabajo, y el hecho de haber vuelto a subirme a un escenario y seguir haciendo mi trabajo es una maravilla.
«No suelo discutir, me impongo con la acción»
Cuéntanos, ¿te sueles llevar los personajes a casa?
Tengo mucha técnica, ya no me sucede. Lo más que puede pasar es que me agote emocionalmente. La técnica de un actor sirve para que absorbas la esencia de lo interpretado, pero sin que pese en tu vida. Sinceramente, creo que esa es la clave.
¿Eres una actriz a la que le gusta hacer muchas propuestas a los directores?
Sí, pero trabajando. No soy de hablar demasiado. Los ensayos me gustan mucho, es donde te dejas la piel creando al personaje junto a tus compañeros. El trabajo en equipo me parece fundamental, y muy positivo seguir tus intuiciones, porque cuando la tienes y crees en ella, haces que crezca el personaje.
¿Alguna vez has tenido que enfrentarte a un personaje o escena en la que no creías?
En teatro es difícil que me pase, porque me fijo mucho con quien me comprometo a trabajar. Estoy en mi libertad y derecho. A veces te llevas sorpresas que no son agradables, pero siempre se pueden conseguir cosas con el diálogo. De todas formas yo no suelo discutir, me impongo con la acción.
¿Eres perfeccionista y te castigas cuando no alcanzas el nivel deseado?
Soy perfeccionista, pero no me castigo. Tras muchos años en esta profesión, he aprendido que al final no pasa nada. Vivo la profesión de una manera sana, está bien preocuparse pero no hay que ponerse dramático. Hay cosas más importantes en la vida con las que ponerse dramático, como cuando no tenemos trabajo. Debemos tener claro que no podemos hacer maravillosamente todos los personajes, porque la perfección no existe.
«Me considero tragicómica»
Tengo una curiosidad ¿pruebas cosas distintas en las funciones para ver cómo reacciona el público?
No me gusta mucho improvisar, ni siquiera en comedia. Si quisiera hacer algún cambio, antes lo hablaría y pactaría con mi compañero. Sin duda, sí hay cosas pequeñas que pueden ir surgiendo de manera natural. Lo que siempre intento es estar lo más orgánica y relajada posible.
Siempre he pensado que hacer comedia es más complicado que hacer drama ¿estoy en lo cierto?
Totalmente. Aunque lo realmente difícil es hacer las cosas bien, que llegue tu luz al público. El escenario es un lugar desnudo donde se nota absolutamente todo. El truco está en ponerse en los zapatos del otro, y que el público te sienta como alguien suyo.
Sin duda, la comedia es complicada y lamentablemente sigue sin estar muy valorada. Recuerdo cuando me dieron el premio MAX por “La Respiración”, se lo dediqué a la comedia porque es tan difícil que los actores consigamos un premio por hacerla…
Eres talentosa tanto en comedia como en drama, ¿es un don con el que se nace o se puede conseguir serlo a base de formación?
Desde siempre he tenido la intuición de ser cómica, aunque en realidad me considero tragicómica. Igual que la propia vida. Los contrastes hacen que tú, como espectador, te quedes helado.
Y por último Nuria, ¿crees que tras vivir una situación tan terrible como la actual vamos a cambiar tanto como pensábamos?
Me cuesta mucho perder la esperanza, pero creo que no nos hemos enterado muy bien de nada. Es un momento de solidaridad total, y también lo digo por nuestra profesión. Pienso que tendríamos que ser todos más iguales, esta ha sido una oportunidad para empezar a hacer bien las cosas. Nos ponía a todos a cero, pero me temo que sigue habiendo muchas desigualdades.

A partir de enero, podremos volver a disfrutar de Nuria Mencía en en CDN Valle-Inclán de Madrid, con la obra «El bar que se tragó a todos los españoles» dirigida por Alfredo Sanzol. Quién sabe si con un poco de suerte podremos volver entonces a los teatros sin cubrirnos la boca, y llenar cada uno de los asientos. Es incluso posible que pueda esperar a Nuria al finalizar la función y darle el abrazo que quise ofrecerle tras ver «Contarlo para no olvidar». Espero que hayáis disfrutado con la entrevista, y ya sabéis, abrazos también para vosotros y salud.