Porco Rosso (Hayao Miyazaki – 1992).
El as de entre los pilotos de hidroaviones del Adriático es un hombre con rostro de cerdo, así transformado a causa de una misteriosa maldición.
Deliciosa cinta de animación de Hayao Miyazaki (Mi Vecino Totoro), autor al que debemos obras televisivas del calado de Heidi, y participación en otras como Lupin o Sherlock Holmes.
Dentro del Cine Manga, Porco Rosso es quizás un film “menos manga” de lo habitual, y desde luego, dentro del cine de su autor es la que más se separa de sus usuales inquietudes, relacionadas normalmente con la tradición y la mitología japonesas.
Ya sólo su extraño argumento nos atrae en el primer contacto con la película: un Mar Adriático en plena Guerra Mundial, inundado de hidroaviones, pilotos hechizados y enfrentados, bases ocultas, garitos deprimentes, espías, piratas… Y, por supuesto, amor.
La música es absolutamente magistral. Está compuesta por Joe Hisaishi, un admirador de Quincy Jones y habitual de Miyazaki («La Princesa Mononoke», «El Viaje de Chihiro»). También tiene un par de grandes bandas sonoras junto al director Takeshi Kitano: «Sonatine» y «El Verano de Kikujiro». En Porco Rosso, Hisaishi mezcla estilos, desde las marchas militares a la melodía más romántica, e instrumentos, que van desde mandolinas y castañuelas hasta sintetizadores. El resultado es espléndido.
Uno de los mejores temas musicales acompaña en un momento de la película a Porco con su avión, simplemente volando, siendo luego derribado por un asqueroso y apuesto yanki: Donald Curtis. Para reparar su avión, Porco Rosso acude al Maestro Piccolo, que tiene un taller regentado junto a su espabilada hija adolescente, Fio. Las mujeres de la familia y las vecinas les ayudan. En ese momento, Porco es captado por el Fascio italiano, pero nuestro protagonista les niega su colaboración aduciendo que él es “un cerdo, no un fascista”.
Curtis intenta ligar con la amada de Porco, Gina, a la que hemos conocido cantando “Les temps cérises”, himno de la Comuna de París (se advierte política en la cinta). Mientras tanto, Porco Rosso realiza acrobacias aéreas frente a ellos, cuando las rápidas olas del mar nos llevan, mediante un hermoso flashback y el temazo musical de la cinta, a un pasado en el que Porco pilotaba para Gina: los dos eran jóvenes, y él aún conservaba su rostro humano.