El calor aumenta, tengo sed, pero ir, desde donde estoy tumbado, hasta el bol de agua me cuesta un mundo. Moverme, uffa, qué cansancio de solo pensarlo. Mejor me quedo sobre la mesa de cristal. Estoy fresquito, aunque sediento. He maullado a mi humana, para hacerle entender que me acercara el agua. Pero no ha habido manera, solo me manda besitos la muy petarda. La gata del tercero me da mucha envidia, siempre me cuenta la gran comunicación que tiene con su humano, comprende a la perfección todos sus deseos y los satisface. Lo tiene muy bien educado.
¡¡Uff!! Acabo de ver descansando al persa del primero, en el quicio de la ventana. No le soporto, con eso de que es de raza, se pavonea todo el tiempo llevando siempre los bigotes muy estirados y mirando al cielo. Un día tengo que tirarle a la piscina comunitaria, sabe nadar, no os penséis que soy un “psicocatkiller”, simplemente quiero que, el cloro, le estropee un poco ese pelaje de fanfarrón. La última vez se le pusieron los pelos tiesos, parecía una rata sucia…lo que disfruté, ninguna gata le miró durante un mes.
«Cómicos», de Bardem
Cambiando de tema, ayer vi una película con mi humana llamada “Cómicos” (1954, Bardém), pero no entendí muy bien de qué iba. Mucha gente hablaba sin parar, aparecían en de repente en un lugar llamado escenario y fingían ser otras personas. Una cosa rarísima, para mí que estaban locos, o simplemente jugaban. ¿Continúan jugando los humanos cuando crecen?
Siempre he pensado que se toman demasiado en serio, no brincan o corren como cuando eran niños, cosa que no comprendo. Es privarse de uno de los placeres de la vida. Nosotros, los pequeños felinos, jugamos hasta que nos aguantan las patas. Pero quizás, jugar para ellos, sea lo que vi en la película “Cómicos”. Fingir ser otras personas, mientras los demás te observan, inventarse conversaciones, hacer reír o llorar…En la película también me llamó la atención otra cosa. Cuando dejaban de jugar, los que miraban hacían ruido con las manos. Algo que me asustó al principio, hasta que me di cuenta de que debía ser algo bueno. Los que jugaban sonreían y se les llenaba los ojos de agua. Me gustó. Por cierto, ¿qué es un cómico?