Nos costó decidirnos, pero por fin un día expulsamos a nuestro padre. Era un tipo egoísta, que en realidad nunca se preocupó por nosotros. Mamá no le hacía ninguna falta y se olvidó de ella, salvo una que otra vez, cuando se le acercaba por cosas de rutina.
Pero enseguida comprendimos que no podíamos vivir así, sin padre, y nos volvimos tristes e inseguros en todo. Entonces alguien propuso contratar a un nuevo padre. Los demás aceptamos y fuimos a poner un anuncio en el periódico: “Se busca un padre tierno e inteligente”, y nos sentamos a esperar.

Los pretendientes no tardaron en aparecer. Nosotros les dábamos los buenos días y les explicábamos que tenían una semana de plazo para gustarnos o no. Después decidíamos de conjunto, mamá dirigiendo el debate. Desechamos a unos cuantos: a uno por tonto, por glotón a otro; al siguiente porque mamá declaró que, con aquella barba, ni muerta. Queríamos un padre alegre que pasara de un cuarto al otro con los ojos repletos de luz y las manos de caricias. Un padre de verdad, como no habíamos visto.

Hasta un día en que llamaron a la puerta y al abrir nos encontramos con un pretendiente envuelto en brillos de toda categoría. Uno que no paraba de reírse y de ondear inquieto dentro de sus bombaches verde limón y su camisón sembrado de vuelos hasta en las enormes mangas de globo. Enseguida entendió que nuestra indecisión lo favorecía, y entró sin que aún se lo pidiéramos y se puso a dar saltos en medio de la sala y a engolar la voz ridículamente, a la par que repartía caramelos y abrazos.

Mamá se ha entusiasmado con este nuevo padre. Se ha arreglado el cabello, pasa largo rato en la cocina, preparando recetas exóticas y nos trata mejor que nunca. Con frecuencia nos hace reunirnos solo para oírla decir: ¡Qué buen padre han encontrado, qué bueno este por fin; los felicito, hijos míos! Pero nosotros no le hacemos caso. Confundidos sí andamos, eso es innegable. Porque mamá nunca ha sido tonta. De modo que no creemos que ella aún no sepa que este parlanchín es nuestro padre verdadero vestido de payaso.