Lo primero que deberíamos preguntarnos es qué significa para nosotros la amistad. Para algunos será un serio compromiso y para otros una manera de socializar. Siempre se ha dicho que los amigos son la familia que tú eliges. Los lazos que os unen con pueden llegar a ser incluso más fuertes que los de sangre. La sociedad tiene el convencimiento de que por compartir ADN con algunas personas el amor y la lealtad están garantizados. Nada más lejos de la realidad. Un hermano no tiene porque ser también tu amigo, incluso os podéis caer fatal.

La familia es muy importante, pero sobrevalorarla y crear una imagen un tanto irreal como edulcorada de ella, tampoco es demasiado sano. En ocasiones, personas a las que acabas de conocer puede portarse mejor contigo que un familiar. Seguramente porque esa persona no se siente obligada a ser buena, sino que le sale del corazón.

Como ya os he comentado antes, por otro lado están los que consideran a los amigos parte de sus actividades lúdicas en su tiempo libre. No son más que gente con la que tomarse un café, ir a bailar, a un museo y asentir con gesto muy concentrado cuando te relatan alguna vivencia. Después no hay nada. No desean comprometerse con ellos, ni mover un solo dedo cuando se encuentran en dificultades. Para este tipo de gente, los amigos están para facilitarles la vida y no para crear más estrés.

Luego nos encontramos con los que ven a los amigos como meras herramientas útiles. Pepito me sirve para salir de fiesta, Manoli me viene bien para ayudarme en casa cuando organizo un evento, Paco es esencial para apoyarme en su hombro si me siento mal… Después de que cumplen su función, son guardados en un cajón como la ropa de la estación pasada.

Tipos de amistad

Creo que deberíamos ser conscientes de que no todos los amigos son iguales para evitar decepciones. Muchos creen que la amistad tiene que ser sólo de una manera y no hay más. Para mí es un error. Sin duda, la amistad debe partir de la base de la lealtad. Nunca debemos aprovecharnos de un amigo ni darle puñaladas por las espalda si nos conviene. Pero eso no significa que todos los amigos sean iguales ni que debamos esperar lo mismo de cada uno de ellos.

Una vez que tenemos claro que esa persona tiene algún valor para nosotros, pensemos en qué tipo de amistad nos une a ella. Quizás solo seáis amigos para salir a disfrutar de ciertas actividades, puede que para hablar de temas que no compartirías con nadie más, o simplemente para echar unas risas de vez en cuando. Puede que tengas la suerte de que sean ese tipo de amigos a los que yo denomino la joya de la corona. Aquellos con los que ríes, lloras, compartes confidencias y nunca te sueltan de la mano pase lo que pase.

Los aprovechados

Este tipo de gente nos la encontramos prácticamente desde que somos pequeñitos. En el cole siempre habrá quien finja amistad porque el otro niño le deja copiar sus deberes o en su casa hay unos juguetes más chulos. En cuanto aparezca otro crío que tenga los deberes mejor hechos y con la PlayStation más moderna, desaparecerá.

Con la llegada de la adolescencia y primera juventud, es quizás cuando comenzamos a sufrir los desengaños más dolorosos con los amigos. Es entonces cuando aprendemos a diferenciar la paja del trigo. Cuántos de esos grandes amigos se habrán quedado por el camino cuando conocieron a un noviete o colegas con los que podían organizar planes que ellos consideraron más interesantes. Utilizan a los demás como trampolines para alcanzar lo que ellos consideran una mejor situación.

Con el aprendizaje de la vida aprendes a distinguir a estas aves de rapiña. Las espantas a escobazos en cuanto las detectas, aunque siempre habrá maestros del camuflaje emocional que conseguirán engañarte a pesar de los daños y los años.

¿Eres sincero contigo mismo?

Es duro examinarse a sí mismo porque podemos encontrarnos con recuerdos que no nos gusten demasiado. Quizás en alguna ocasión hemos sido ese amigo aprovechado, hemos huido cuando más no necesitaban o hemos utilizado a alguien en un momento puntual. Aunque nos duela, si queremos convertirnos en mejores personas es necesario enfrentarnos a nuestros demonios. Lo importante es reconocerlos y espantarlos para siempre. Nunca nos aprovechemos de las amistades sinceras.

Cuando la vida te regala personas buenas que te demuestran su amor tendiéndote la mano cuando más lo necesitas, debes cuidarlas como el mayor de tus tesoros. Protege, ama, mima, regala lo mejor de ti cuando encuentres a personas dispuestas a darlo todo por tu amistad. Valóralo, no los uses y después tires cuando todo te vaya bien. Es en ese momento cuando tu compromiso con la amistad debe forjarse a fuego. No tendrás que hacerlo con más de dos o tres personas, y eso siendo muy afortunado. Cómo dijo Don Pedro Calderón de la Barca: “Es parentesco sin sangre una amistad verdadera”.

Un comentario

  1. Definitivamente Sí soy buena amiga…y también muyyyyyyy tonta por las tortas que por ello me he llevado

    Un besote grande Mi Michina guapetona

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