Esto es un homenaje conmovido y acrítico a Joan Manuel Serrat. Al de los escenarios, el único que conozco, pero en eso precisamente consiste el arte: es un mundo frente al mundo para que algunos seres humanos se miren y puedan seguir camino. Cuando muchos de sus colegas ―cantantes de un gran prestigio sin dudas― tomaban partido exclusivamente por el amor y sus veleidades, Serrat le cantaba a la vida y a la muerte, a los desdichados del centro y a los de los arrabales. Prestó su voz a los poetas masacrados por las balas, por la enfermedad y por el olvido. Formuló con sus canciones un concepto de España plural e inclusivo, cuando España no lo era.
Cuidado, que no estoy negando al cantor de los amores empecinados y extravagantes (Penélope). Empantanados (No hago otra cosa que pensar en ti). Tozudos y terrenales (La mujer que yo quiero). Idílicos como los amores de Rubén Darío (Lucía). Suicidas (Porque la quería). Fugaces y arquetípicos (Piel de manzana). Recónditos y oraculares (Secreta mujer). La centralidad del amor en la obra de Serrat es indiscutible. El lirismo de esas piezas parece inigualable. La diferencia está en que el catalán no ignora que fuera de los jardines y las alcobas hay otras palabras y otras notas aguardando. No cito sus canciones de amor cronológicamente porque ya se sabe que las cosas que se integran en eso que llamamos cultura son presente todo el tiempo.
PARA LA LIBERTAD: SERRAT
A estas alturas nos damos cuenta de que para mantener una carrera como la de Joan Manuel Serrat hace falta talento. Eso ante todo, pero además mucha suerte, valentía, a veces una fe contra toda lógica y dos o tres correligionarios posiblemente. Al cabo de todo eso y con algunas cicatrices en el alma, ya se es un icono, incluso si no era eso lo que se buscaba.
Joan Manuel Serrat cumple ochenta años y es objeto de homenajes incluso en lenguas en las que, a primera vista, no se comprenden sus canciones. No importa. Las lenguas no acaban en las fronteras con otras lenguas. Hay obras (y vidas) que se entienden de modo tácito. Serrat se definió temprano en Mediterráneo. Puede que con el tiempo hubiese deseado corregir con una que otra pincelada lo que enunció antes de los treinta, pero en general da la impresión de que ha seguido siendo Serrat. Para suerte de la música en español. Por poner un límite, digo.