Alguien que no haya oído hablar nunca en su vida de demonios, diablillos, Lucifer, Satán, los djin, ni de ningún genio del infernal mundo del mal, ¿podría ser poseído por ellos? ¿Es necesario creer en las posesiones para creer que uno mismo u otro está poseído? ¿No creen que los creyentes acérrimos en esto y los que han recibido la transmisión de estas creencias y afirman su existencia, todos ellos temerosos del demonio, suelen ser las personas que sufren las posesiones por lo general?
Recuerdo que un día lo pregunté en el Facebook (Maite F. Muga). El debate fue muy interesante y aunque en esto de las creencias, hay de todo, la mayoría no creen en las posesiones demoníacas
Para creer en las posesiones hay que estar convencido de que existen. Por ejemplo, el vudú: una persona puede llegar a morir por el terror que le produce saber que está siendo atacado por un rito vudú. A lo mejor el supuesto poseído no cree en ello, pero si quienes le rodean están convencidos de ello, pueden sugestionarlo. Pero no existiendo esa creencia, cuando nadie cree ni conoce de estas creencias, ¿puede una persona ser poseída? Yo diría que no.
Negación tajante: “Las posesiones demoníacas no existen”.
Desde luego no soy yo capaz de demostrar que dios o lucifer existen…. Mi creencia es que son construcciones humanas. El cerebro humano es capaz de crear cosas que parecen inexplicables.
El Vaticano dice tener pruebas irrefutables de posesiones. Nadie ha podido demostrar que un supuesto poseído no lo está, sobre todo cuando supuestamente habla lenguas muertas. Esto es algo que me llama mucho la atención, siempre son lenguas propias del credo religioso de la zona del poseído. Otra cosa qué también me parece muy curiosa es que los elementos que se utilizan en el ritual de exorcismo son de la ideología religiosa de la cultura del poseído.
El hecho de que no seamos capaces de explicar sucesos “paranormales” no demuestra que lo sean o no lo sean. Asegurar que no existen demonios es como asegurar que no existe Dios. Lo que veo imposible de demostrar no es que Dios no existe, sino su existencia, nadie puede hacerlo. Al respecto el escritor e historiador Óscar Fábrega Calahorro (“Pongamos que habló de Jesús” Click ediciones, 2017; “Dios ha vuelto: Mormones, rastafaris, alienígenas ancestrales y espaguetis con albóndigas” Guante Blanco, 2019), dice que es el creyente en Dios quien debe demostrar su existencia.
Sin desviarme del tema, yo personalmente veo imposible que algo que considero que no existe me posea. No creo en las posesiones, porque no creo exista el demonio, considero que es un invento de las religiones para atemorizar al pueblo.
Como diría José Antonio Caravaca (“Distorsión. Ovnis, apariciones marianas, bigfoots, hadas, fantasmas y extrañas criaturas, ¿una teoría explicativa?” Guante Blanco, 2019): En esto de las posesiones, si no estás en ese circo, la posesión sería atribuida a otra cosa más afín culturalmente a ti. Más o menos diría eso, pero con acento gaditano. Según Caravaca, es muy probable que el condicionamiento cultural influya en estos casos, sobre todo, más que en el desarrollo, en la etiqueta que le ponemos. Que lo sobrenatural, al menos en su definición y descripción, no deja de ser un factor cultural.
En definitiva, dependiendo en el entorno cultural que hayamos nacido, crecido y vivamos, uno creerá que es una posesión demoníaca, otro que es cosa de vudú, otro que es cosa de extraterrestres, otro creerá que tiene un problema psicológico…
En tiempos pasados, un ataque epiléptico se consideraba una evidencia de posesión del maligno. Con los visitantes de dormitorio o la parálisis del sueño pasa algo parecido. Depende del país y de la cultura, se te puede «subir el muerto», pueden visitarte duendes, o puedes tener una patología neurológica.
En definitiva, esto de las posesiones son creaciones humanas como la existencia de dioses y demonios. O no. Si pensamos que los dioses fueron creados por el hombre, y por ende los demonios también, ¿cómo vamos a creer que los demonios son seres independientes que se meten en cuerpos humanos?
No podemos afirmar categóricamente nada, lo que sí es cierto es que existen sacerdotes exorcistas y testigos descreídos que dicen haber alucinado y pasado mucho miedo en una exorcizacion; como escuché a Teresa Porqueras en el primer episodio del podcast de Akelarre.
Me despido, no sin antes dejarles el enlace del episodio:
https://go.ivoox.com/rf/106947123
Muy buen artículo.
Yo creo como tú que es cuestión del entorno donde hayas crecido.Yo creo en Dios y es cuestión de fé,no puedo demostrar que existe,pero no me pueden demostrar lo contrario,pues con el demonio igual,aunque no creo en un infierno como tal ,no se qué pensar de las posesiones,a lo mejor tengo miedo de creer que existen!!!
No existen, hazme caso.
El propio ser humano ha necesitado inventarse escenarios (demonios o cualquier ente) para atemorizar y dominar a los propios seres humanos. El miedo, paraliza.
En tu pueblo de vacaciones e visto yo demonios jugando a las cartas.
De acuerdo contigo, todo depende de lo que te enseñan de pequeño
Demonias. Yo también las he visto.
Muy bueno,,tienes razón,,un saludo
Musuxx
Milesker!!!